"Un día, mirando un catamarán, pensé: ¿y por qué no?" Con este pensamiento ingenuo, André emprendió su viaje por las aguas del mundo. Una mirada a un catamarán bastó para llenar este "no sé qué" que faltaba en su vida: LA AVENTURA.
André trabaja en desarrollo tecnológico, y fue con ojo avizor y expectativas de excelencia que decidió comprar su primer catamarán, el Excess 11. El pliego de condiciones se cumplió con creces, puesto que André acaba de poner sus miras en un catamarán más grande, el Excess 14.
"Me sedujeron las prestaciones de la gama Excess", afirma André.
Desde los grandes lagos canadienses, pasando por Guadalupe hasta las Bahamas, André habrá echado el ancla en todos los rincones del globo. Lo que más le gusta ante todo es viajar con sus seres queridos, tomarse el café con los pies en el agua o sentir esa sensación de plenitud en la proa del barco frente a una puesta de sol.
Pero que no se equivoquen, el Excess no es solamente un barco de recreo para simplemente tomar el sol.
Después de comprar el Excess 11, nuestro aficionado a las emociones instaló un e-foil para los momentos de fondeo, una tabla de surf eléctrica que puede controlarse con un mando a distancia inalámbrico. "Es muy físico, pero las sensaciones son increíbles", asegura.
Puede acceder a las experiencias de nuestros propietarios en nuestro sitio web, en la sección Excess Tribe. Y si, como ellos, desea compartir sus sentimientos y recuerdos a bordo del Excess, envíenos un correo electrónico aquí: contact@excess-catamarans.com
